miércoles, 24 de agosto de 2011

ALUMNOS DE OTRO SIGLO


Cuando concluyó la dictadura, muchas personas se sentían perplejas y confundidas, aún no se sabía muy bien qué futuro nos esperaría, no solamente en un sentido amplio sobre: política, economía, bienestar o derechos y libertades, sino que, esa incertidumbre afectaría a todos los estratos de la sociedad hasta llegar a su núcleo: la familia o las sencillas vidas de una familia.

Éramos niños y no sabíamos nada sobre muchas cosas que ni siquiera nuestros padres nos podían explicar, pero había algo evidente; los tiempos estaban cambiando. No es que fuesen absolutamente mejores, pero sí distintos. En cierto modo, algunos conceptos habían cambiado profundamente, uno de ello fue el sentido de conformidad. ¿Por qué conformarse con cosas sencillas pudiendo adquirir muchas otras comodidades o artículos novedosos que podrían hacernos la vida más agradable?
Habíamos descubierto la cultura del consumismo y la revolución industrial lo haría posible. Todo lo que venía de fuera resultaba atractivo, desde una exprimidora de naranjas hasta un nuevo vehículo fabricado en Francia al que llamaban Tiburón. Nuevas tecnologías y aparatos modernos, que la publicidad y los anuncios televisivos ofrecerían como indispensables. Se acuñaron algunas extrañas palabras –anglicismos- en nuestro lenguaje tradicional: “Long Play”, “High quality”, “Power, Stand bye, Recording”  “High Fidelity”, “

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