viernes, 16 de septiembre de 2011

CASA TARRADELLAS

¿Has visto el nuevo anuncio de Pizza Casa TARRADELLAS?

Si lo observas detenidamente, enseguida comprenderás todo lo que cuenta; sus imágenes, paisajes y silencios, conseguirás emocionarte.

Para los que tienen niños o alguna vez lo fuimos.



La canción se titula "Share Love" y fue compuesta especialmente para el Spot.

miércoles, 24 de agosto de 2011

ALUMNOS DE OTRO SIGLO


Cuando concluyó la dictadura, muchas personas se sentían perplejas y confundidas, aún no se sabía muy bien qué futuro nos esperaría, no solamente en un sentido amplio sobre: política, economía, bienestar o derechos y libertades, sino que, esa incertidumbre afectaría a todos los estratos de la sociedad hasta llegar a su núcleo: la familia o las sencillas vidas de una familia.

Éramos niños y no sabíamos nada sobre muchas cosas que ni siquiera nuestros padres nos podían explicar, pero había algo evidente; los tiempos estaban cambiando. No es que fuesen absolutamente mejores, pero sí distintos. En cierto modo, algunos conceptos habían cambiado profundamente, uno de ello fue el sentido de conformidad. ¿Por qué conformarse con cosas sencillas pudiendo adquirir muchas otras comodidades o artículos novedosos que podrían hacernos la vida más agradable?
Habíamos descubierto la cultura del consumismo y la revolución industrial lo haría posible. Todo lo que venía de fuera resultaba atractivo, desde una exprimidora de naranjas hasta un nuevo vehículo fabricado en Francia al que llamaban Tiburón. Nuevas tecnologías y aparatos modernos, que la publicidad y los anuncios televisivos ofrecerían como indispensables. Se acuñaron algunas extrañas palabras –anglicismos- en nuestro lenguaje tradicional: “Long Play”, “High quality”, “Power, Stand bye, Recording”  “High Fidelity”, “

martes, 10 de mayo de 2011

CHURRO, MEDIA MANGA…


Imagen tomada del Museo Virtual de viejas fotos. 20 minutos

De todos los juegos en los que participábamos durante el recreo; si tuviera que redactar un listado de los más brutales, sin duda éste podría encabezar la lista de los peores.
La velocidad, la fuerza del salto y la caída a lomos de otros alumnos eran proporcionales a sus dolores de espalda y contusiones varias.
No voy aquí ahora a detallar en que consistía el juego, ya que sobre ello existen innumerables páginas nostálgicas y documentales de la época, más bien quiero centrarme en lo que se sentía entonces durante su práctica.

Debo decir antes de nada, que jugábamos al churro con tal pasión e intensidad que muchos profesores lo prohibieron. La selección de los candidatos era cuidadosa, solo los más fuertes y resistentes para un espectáculo propio de los quarterbacks de la liga americana.

Al árbitro le llamábamos “la madre”. Era el único que debía mantenerse de pie y sin moverse, sujetando toda la fila de cinco potros salvajes. Una vez que ya habíamos saltado todos; los que soportaban nuestro peso, debían responder a una pregunta con tres opciones, si acertaban, serían ellos los que saltarían a continuación y si no, continuarían debajo todas las veces que fueran necesarias hasta que encontraran la respuesta:

-¿Churro, media manga o mangotero?. Adivina lo que hay en el puchero.

Saltar desde esa distancia y caer con todo el peso de nuestro cuerpo sobre los otros abatidos muchachos nos hacía sentir poderosos. En el fondo era un sentimiento mezquino.
Me pregunto por qué era tan popular este juego y lo cierto es que en la vida casi nunca he tenido tantas opciones como respuestas. Aprendí sin embargo que unas veces nos toca saltar y otras, agacharnos. Lo más divertido era lo primero, pero estar agachado y soportar, fue lo que realmente nos hizo más fuertes.



domingo, 8 de mayo de 2011

LA HORMIGA ATÓMICA



Lo más notable de este personaje de dibujos animados de nuestra infancia no era que fuese atómica, sino que se tratara de una simple hormiga.
Nosotros fuimos y nos sentimos tan pequeños como hormigas y lo verdaderamente atómico en nuestras vidas fue la capacidad que con el tiempo adquirimos para superar nuestros miedos.
Empezamos pronto a comprender que nuestro pequeño mundo de juguetes y rabietas no se parecía en nada al mundo real, el que había ahí fuera. Una sociedad de adultos y visionarios gobernado por el grotesco hombre del saco.
La peor pregunta que tuve que responder entonces fue: ¿Qué quería ser cuando fuera mayor?
La cuestión me enfrentó con el extraño concepto de que mi infancia de Peter Pan desaparecería un día como su huidiza sombra y que pronto tendría que tomar decisiones tan transcendentales, como confusas sobre mi arriesgado futuro.
Cómo podía saber un niño de doce años lo que quería ser dentro de cuatro décadas si a penas podía decidirse por el color de los calcetines o el sabor de las piruletas.
Hoy siempre llevo calcetines negros y nunca como piruletas, pero lo que he sido o lo que soy, ya no tiene nada que ver con mi infancia en la que un adulto me lanzó la idea de que yo podría decidir mi futuro.
El futuro es hoy; un tiempo descrito por los antropólogos y economistas modernos como crítico, repleto de precariedades económicas, despidos y deslealtades. Pocos adultos piensan en lo que querían ser, sino más bien en conservar lo que aún les queda, aunque se trate de un trabajo tedioso, mecánico o aburrido en una fábrica o en una oficina.
Por ello recuerdo a la hormiga atómica y el pequeño zumbido de su vuelo muy en el interior de mis oídos. Su diminuta voz amenazando a los malhechores, aún me llena de esperanzas.  Quiero recordar y sonreír con sus hazañas para, todavía creer que nosotros también los conseguiremos.

martes, 26 de abril de 2011

NORMAN ROCKWELL


Siempre he sido un apasionado de los cuadros y gráficos de Norman Rockwell [1894 - 1978].
Ver el Norman Rockwell Museum de Stockbridge. Massachusette.

Aunque su  dilatada obra es muy prolífica, desde hace mucho tiempo he admirado su visión sobre la infancia -que en cierto modo es de lo que trata este blog, de cómo vivimos la nuestra-, en sus carteles publicitarios, portadas de revistas o cuadros, Norman supo captar cientos de sencillos giños cotidianos extraidos del diminuto tiempo al que llamamos niñez.

jueves, 7 de abril de 2011

ENTIERRO DE LA SARDINA

De todas las tradiciones de aquella época, probablemente ésta sea una de las que todavía provocan en mi, la callada sonrisa de los recuerdos.

Tradiciones de la época.

Después de la popular fiesta del carnaval y aproximadamente un mes antes de la semana santa, se celebra todavía en muchos lugares de España el “día de la sardina”. Normalmente esta antigua tradición se practica el miércoles de ceniza, justo al inicio de la cuaresma [40 días antes de semana santa].

Durante nuestra infancia en el colegio era muy común que ese día los chicos llevaran una sardina con faldilla roja y colgada de un nylon sujeto a una caña para posteriormente ser enterrada en algún rincón del patio. Recordemos que por aquel entonces, el suelo era de tierra. Es decir, debajo del actual asfalto del campo de fútbol, hay un verdadero cementerio de sardinas.
Los significados de esta celebración católica se hayan salpicados de mitos y contradicciones. Por un lado se niega comer carne –a no ser que se pague un precio, una bula, para obtener el permiso eclesiástico- y por otra parte el símbolo pagano Carne-Vale se transforma en una respuesta en contra de esa misma prohibición, pero transcendiendo de la comida hasta otras connotaciones más bien sexuales.
Todo esto puede parecer una barbaridad, pero toda la información está disponible en las bibliotecas o en Internet. En cualquier caso a casi nadie le importa el origen de una celebración con tal de disfrutar de un día de fiesta.
En los años setenta, el día de la tortilla, el entierro de la sardina o los huevos de pascua eran para cualquier niño una gran fiesta que comenzaba con una estampida al salir de clase y que proseguía con algunas salidas familiares al campo para comer y dormir la mona. En aquel entonces, a la sardina, en su último día y despedida de este mundo se le vestía con una faldilla de tul.
Se cree que esta celebración se remonta a los días de Carlos III, quien era un devoto conservador de las tradiciones religiosas. El monarca promovió una fiesta el día de ceniza para guardar la práctica de no comer carne obsequiando al populacho con pan, vino y sardinas. No se conocen muy bien los detalles, pero sí se sabe que el pescado estaba en tan mal estado que tuvo que ser enterrado. El funeral, al coincidir con el carnaval, se convirtió en una parodia repleta de alegorías mitológicas, burlescas y sensuales.
Un cuadro de Goya titulado precisamente “El Entierro de la Sardina” representa todos los grotescos elementos de aquella antigua fiesta.

Cuadro de Francisco de Goya 1812 -1819
Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid, España
Óleo sobre tabla. 82,5 x 62 cm.
Imagen del cuadro
Exposición en el Museo del Prado "Goya en tiempos de guerra"
).

jueves, 31 de marzo de 2011

CORDILLERAS DE PLASTILINA


Durante la clase de Geografía –que también era de historia- confeccionábamos sobre una fina plancha de madera todas las montañas, valles, mesetas y cordilleras de la Península Ibérica. Los materiales que empleábamos eran la plastilina, la cual moldeábamos con los dedos hasta dar forma a la cordillera cantábrica, el Teide o el naranjo de Bulnes, todo ello a una escala que no superaba la regla de veinte centímetros.
Sobre estas protuberancias geológicas de colores colocábamos un banderín con el nombre de cada lugar ensartado en un alfiler.
Los mapas que se adjuntan son de una enciclopedia escolar del año 1954 y en ellos se pueden observar cambios notables en algunos nombres, por ejemplo al país vasco se le llamaba Las Vascongadas.
Todos los nombres de ríos, cordilleras y mesetas se aprendían igual que la tabla de multiplicar, cantando. La canción era como un rezo de rosario, un sainete repetitivo que podía escucharse al pasar en ese momento cerca de la ventana de las primeras aulas.

Es posible que algún joven de ahora se pregunte para qué servía aprenderse de memoria todos esos nombres, pero quizá podríamos preguntarnos para qué sirve aprendernos de memoria los nombres de los jugadores de fútbol. En los años cincuenta la delantera del Futbol Club Barcelona estaba formada por: Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón, este quinteto fue el responsable del triunfo de las cinco copas, La Liga, La Copa, La Copa Latina, Eva Duarte y Martini Rossi.
Se ha de ser un poco friki para acordarse de todo esto ahora, yo mismo lo he consultado en la página web del Barça, los jugadores van y vienen, algunos se recuerdan y otros se olvidan, en cambio, los ríos y cordilleras todavía están ahí y seguirán estando después de nosotros. ¿Qué daño puede hacernos un poco de cultura? Siempre he tenido curiosidad por el nombre de las cosas, por el origen de los nombres y lo que sugieren cada uno de sus significados.
¿Por qué se llama río Llobregat?
Una de las explicaciones etimológicas más interesantes proviene de su paso entre la oscuridad de los bosques desde su nacimiento en castellar de n´Hug, hasta el delta y casi finalizar sobre el estanque del Remolar [El estanque del Rémol “Rodaballo”] de la oscuridad de su cauce se deriva el término latín antiguo, Lóbrego en catalán Llòbrec o fosc] Llobrecat- Llobregat.

martes, 29 de marzo de 2011

GREASE


                
Durante el verano de 1978, el último año de cole para muchos de nosotros, se estrenó [16 de junio de 1978] en Estados Unidos la película GREASE. Aquí en España sucedió el 22 de septiembre -tres meses después-, lo que siginifica que este año 2020 habrán pasado nada menos que cuarenta y dos años.
No voy a hablar aquí del argumento, las canciones o los personajes, pero sí que escribiré unas frases sobre como nos sentimos entonces.

Después de un prolongado letargo de colores grises, folklores rancios y censuras -"por la gracia de Dios" y del Caudillo-  poco a poco nuestras mentes y nuestros corazones fueron despertando hacia nuevas expectativas plásticas, artísticas y musicales: Beatles, la minifalda, el Renault 5, vacaciones en el mar..., y las películas americanas.


Mucho antes de que se inventara Windows, Grease supuso para muchos de nosotros la ventana a un mundo colorista, rítmico y desenfadado protagonizado por unos muchachos que podían ser como nosotros..., o algo parecido.

¿Quién no ha hecho nunca la fiesta del pijama, ir de cervezas con los amigos o ver reflejada a nuestra Sandy en las estrellas?

"Hopeslessly Devoted To You" 


En el fondo lo teníamos todo en común: la juventud, la ilusión y el ritmo tamborileando en nuestros pies inquietos.
Dicen que el tiempo todo lo borra, pero todavía queda un rincón para la sonrisa al recordar el baile de final de curso, el intento fallido en el autocine, la canción de Sandra Dee...o la del final de la película en la que el Cadillac sobrevuela por encima de nuestras aburridas preocupaciones..., "We go together" (Vamos juntos)


Cromos de la época



Todo lo que dijo sobre las vacaciones no era cierto
Todo lo que dijo sobre las vacaciones no era cierto


Ellos querían conocer los detalles tórridos en la playa

La primera coreografía de las chicas de rosa



Hermanos de armas


Gran golpe en el autocine


Inolvidable escena de baile


El mejor The End sobre ruedas






lunes, 21 de marzo de 2011

GIMNASIA SUECA

Después se le llamó educación física, clase de gimnasia e incluso mucho tiempo después Psicomotricidad, una palabra que más bien parecía un arma arrojadiza.
Cuentan los estudiosos que a mediados de los años cincuenta, la población sueca media tenía deficiencias de salud debido a cierto estilo de vida sedentaria. Los educadores físicos y algunos fisioterapeutas idearon un patrón de ejercicios que se realizaban siguiendo una secuencia de estiramientos, flexiones o saltos. El maestro Ling de Estocolmo, ideó una serie de ejercicios o rutinas que todo el mundo podía practicar y que podría fortalecer la elasticidad de los músculos y evitar la flacidez o incluso la obesidad.

Plinton



Para hacernos una idea, podemos pensar en una especie de Tai Chi o clase moderna de Fitness, pero con ejercicios más repetitivos y singulares.

Visto desde cierta distancia parecía la clase de adiestramiento de los Marines americanos a toque de pito y en silencio. Lo más divertido era cómo el maestro ejemplificaba primero el ejercicio y la rabieta cuando inconsciente o deliberadamente no lo hacíamos bien.

Fragmento de un escrito publicado en La vanguardia el 11 de febrero de 1959:

HACER GIMNASIA
“ En los colegios de mi infancia, la clase de gimnasia que se tomaba muy en serio por los profesores, solía tomarse a broma por los alumnos.  Recuerdo aquellos patios de mi niñez con los muchachos haciendo gimnasia al compás de un silbato. Se hacía, sí, gimnasia y se hacía también el ganso…,


Libro de la época sobre los ejercicios de Gimnasia Sueca



El uniforme

Todos debíamos vestir igual: camiseta blanca de tirantes, pantalones azules de algodón, calcetines blancos –a ser posible- y zapatillas de loneta azules. Debo reconocer que siempre me sentí ridículo con esa indumentaria.

Los ejercicios

Primero de todo; estiramientos y calentamiento, quizá unas vueltas a la pista de basquet, después gimnasia sueca y finalmente los saltos.

Potro

Para los saltos se empleaban los siguientes complementos: el potro y el Plinton, este último era algo más alto y largo que el anterior. Había que correr desde cierta distancia y avanzar hasta él con ímpetu hasta rodar sobre su lomo en una pirueta que toscamente llamábamos voltereta. Al otro lado nos esperaba una mullida colchoneta azul o el suelo en el peor de los casos. Para que el salto se realizara con más impulso se colocaba una pequeña plataforma de muelles, que al pisarla salíamos lanzados.
Otro ejercicio muy popular era el ascenso en cuerda. Se trataba de una soga de unos cinco o seis metros lisa y sin nudos que uno debía subir a pulso o empujándose con los empeines de los pies, lo que decía, el cuerpo de marines.
Uno de los chicos se dejó deslizar agotado por el ascenso y se despellejó literalmente las palmas de las manos. ¡Qué lejos quedaban todavía las nintendo, wii o play station!. Entonces todo se hacía a pelo, sin florituras ni protecciones. Aunque algunos mudaran la piel de las manos varias veces en el mismo curso o siempre le sangraran las rodillas, debo decir que a pesar del odioso maestro Ling, todos sobrevivimos a las clases de gimnasia.



domingo, 13 de marzo de 2011

VISITA al COLEGIO



Hacía mucho tiempo que no visitaba nuestra escuela, cuando el tren pasaba por delante (la estación  aún no era subterránea), de camino a Barcelona, me embargaba una dulce nostalgia. Así es que esta vez, las circunstancias  propicias y algo de determinación me empujaron a subir aquellas escaleras.
Volver al colegio era como recorrer una larga distancia, adentrarse en una incierta máquina del tiempo.
Me hizo sentir como Michael. J. Fox en Regreso al futuro solo que en la foto de Doc Emmet Brown estábamos yo y un profesor de mi escuela.






Había pasado mucho tiempo y de alguna forma el capricho de la memoria me condujo a no recordar lo que había comido el día antes, pero sí a retener con todo detalle el olor de mi pupitre, de los lápices recién afilados, de la tierra del patio con las primeras gotas de lluvia, de la plastilina y las ceras Dacs, recuerdo las voces al salir al patio, las conversaciones, las risas y las decepciones.


Me he preguntado muchas veces para qué sirven los recuerdos además de para ahogarnos en la melancolía y he llegado a la firme conclusión de que no sirven para nada de lo que pensamos que servirían y en cambio, todo lo que somos se lo debemos a ellos, a nuestros recuerdos: lo que escribimos, esculpimos, pintamos o compusimos siempre fue sobre lo que en el pasado hizo de nosotros la vida y una buena parte de nuestra infancia.


Por ello cuando alguna vez he vuelto al colegio me he sentido como Marty McFly a bordo de un DeLorean de plutonio que milagrosamente me ha transportado a mi sencilla vida de niño distraído, asustadizo y sobre todo imaginativo.





miércoles, 9 de marzo de 2011

ANTIGUOS LIBROS

Desde el principio, la lectura formó parte de nuestro incipiente deseo de aventura, de saber y conocer cosas nuevas. Poco a poco, los primeros relatos breves fueron despertando en nosotros la voracidad de los libros.
He reunido aquí algunos de los cientos de títulos que recuerdo, a penas un puñado de ellos. Algunos cayeron fortuitamente en mis manos y a otros los perseguí hasta que fueron míos, pero de todos ellos guardo un lugar atesorado y nostálgico en el que mientras la luz se filtraba suavemente sobre los cojines de un mullido sofá yo abría las primeras hojas de un mundo lejano y confortable en el que me sumergía para nadar sobre 20.000 leguas de viaje submarino, viajar al centro de la tierra o encontrar el preciado tesoro de una isla desierta. 
No he encontrado nunca un mayor remanso de paz que el que descubrí entre las páginas de un libro.

Julio Verne ed. 1986
Calderón de la Barca ed.1955
año 1981. Las lecturas ya eran más extensas y en ocasiones especializadas


El Increíble Hombre Menguante ed. 1956
Bill Barnes 1934
El Escarabajo Sagrado ed. 1947
La Isla del Tesoro ed. 1954
Tom Sawyer ed. 1945
Robinson Crusoe ed. 1914
Anotaciones del profesor




Ver también Enid Blyton (Spanish)  Enid Blyton (English)
Hergé (Tintín) Pipi Calzaslargas -Inger Nilson-(Astrid Lindgren)



A finales de los años 70, incluso mucho tiempo antes, los trabajadores de La Seda -y también sus hijos- podían disponer de una biblioteca privada situada en las calles adyacentes a la fábrica Rayon. El horario en 1979 era 12:00 a 13:00h los martes y los jueves, con servicio de préstamo y regentada, si la memoria no me falla por el Sr. Lladó.








martes, 8 de marzo de 2011

LA BATA

Cualquier otra cosa se podía manchar menos la ropa, por ello era tan importante la protección de una bata. Hoy se habla de crisis, pero entonces ensuciar o romper la ropa  era una verdadera tragedia. Por ejemplo ir con un descosido o un zurcido era motivo de burlas, hoy, en cambio la ropa de moda es la que se vende con desgarrones y cosidos.

Entonces daba igual que alguien llevara ese día un jersey rojo o azul, la bata nos hacía iguales.
Aún no existían las bambas, apenas las zapatillas de loneta y muchos de nosotros íbamos con zapatos al colegio o botas del tipo Chiruca. 
Recuerdo que debíamos tener mucho cuidado al jugar a fútbol con este calzado, porque más de una vez lo que llegaba primero a la portería era el zapato en lugar de la pelota.





Un niño se rompió las gafas en cuarto y las llevó reparadas con celo hasta séptimo curso. En aquellos tiempos no es que las cosas fueran más caras, sino que los sueldos eran mucho más bajos, todo costaba un mayor esfuerzo y había que cuidarlo con esmero para evitar el desgaste prematuro. 

Anuncio del HIPER en 1978
SEARS Ofertas, jueves 5 de noviembre de 1970
La Vanguardia, domingo 7 de septiembre de 1969





En 1969, Almacenes CAPITOLIO vendía las batas de colegial a 182 pesetas, cuarenta y dos años después y teniendo en cuenta la carestía de la vida, la crisis del textil y el precio del petróleo, serían hoy unos 68€, [11.314pts]. No está mal, ¿verdad?





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